sábado, 7 de marzo de 2015

TAN INCREÍBLE, TAN INFINITAMENTE HUMANA.

Era otoño, era Noviembre, era Miércoles, era pronto, hacía frío (aunque no tanto como para que se congelase). Más precisamente era Miércoles 19 de Noviembre de 2014, a las 07:50 llegaba a la puerta del bar Monasterio donde me esperaba ella sentada en un banco de piedra, de espaldas y con cierta pinta de tener frío. Llegué puntual a la hora como siempre suelo hacer y le toqué la espalda con la yema de mis dedos, ella se dio la vuelta y me dijo un: -ay hola, entre su bella sonrisa, mientras yo ya moría por dentro de amor, le dije entre palabras improvisadas -hola, aquí estoy a la hora para que no te me congeles.
Desde aquél momento empezamos a conocernos, pasamos media mañana juntos; una media mañana que dejó grabada en nosotros: ese primer beso, esas primeras caricias, esas primeras miradas cómplices de nuestro amor, esas manos entrelazadas y ese día tan maravilloso. Ese día descubrí como era ella, tenía que ser ella, e iba a ser ella con la que pasaría tantos días felices. Ese día me dí cuenta que podría conocer los máximos límites de la felicidad en mi vida y gracias a una mujer como ella, que solo existe en la Tierra una y es ella, porque es inigualable, porque días después le declaré mi amor y le confesé que quería que fuese mi novia, porque no pensaba dejarla escapar; como tampoco pienso dejarla escapar de mi vida, porque ella es mi vida, y no imagino una vida sin ella, porque está en todos los días de mi vida y no quiero que deje de estarlo. Pero creo que no es tanto por que esté presente todos los días de mi vida, sino porque está ahí siempre, porque cuando peor he estado ella ha estado ahí, ha sido mi mayor apoyo y me ha demostrado que estará siempre en las buenas y en las malas, y eso de verdad creeroslo que no tiene precio.
Pero supongo que como todo enamorado, tengo miedo a perderla, tengo miedo a que no esté a mi lado siempre, que un día no esté esa chica bajita de pelo castaño y de sonrisa lindísima, que me diga con esa voz que encandila mis oidos: -Eduard, te amo y no quiero perderte nunca. Entonces es cuando te das cuenta que ya no hay vuelta atrás, que ya estás enamorado y ella de tí; te das cuenta que si la pierdes mueres, por eso se que: SIEMPRE, "LUCHARÉ CON ELLA Y POR ELLA HASTA LA MUERTE".
Pero, imagino que casi todos los que leáis esta entrada pensareis que soy un loco, un tio que se le va la cabeza y todo eso, pero creedme que nunca sabréis porqué hago esto, pues nunca la conoceréis tanto como yo. 
ELLA ES TAN INCREÍBLE, TAN INFINITAMENTE HUMANA.



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